Algunos prominentes personajes empiezan a cuestionar los programas de ajuste que se están implantando en la UE, sobre todo en los países periféricos. Además de Krugman y Stiglitz, economistas que llevan tiempo explicando el disparate que dichos programas suponen, ahora Geithner, Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Barroso, Presidente de la Comisión Europea, y, entre otros, altos cargos comunitarios y el especulador Soros con 1.300 firmas más en una carta al BCE y a la UE, señalan que la estrategia de ajuste no es la mejor, que se debe aflojar el ritmo de reducción del déficit para que crezca la economía y el empleo, que es lo importante e imprescindible; hasta Rubalcaba admite que ‘existen dudas razonables sobre si España se estará pasando en la dosis de ahorro‘. En el alambicado lenguaje de los políticos esto equivale a confesar que estos programas son erróneos y perjudiciales.

Las políticas impuestas por la UE, y llevadas a cabo por los gobiernos de la eurozona están empeorando la situación y convirtiendo lo que hubiera podido ser una incipiente recuperación en la amenaza de nueva recesión (en España nunca hemos salido de la crisis, pero otros países creían que ya estaban en la recta de salida). Han sido diseñadas por destacados técnicos, impuestas por las autoridades europeas y del FMI e implementadas por los gobiernos respectivos, pero se quejan ahora de su errónea orientación. ¿Acaso no son ellos los responsables de las mismas, no insistían rotundamente que en ellas residía la solución y forzaban su puesta en práctica? Una vez más, estamos ante una situación paradójica y sobre todo injusta: los causantes del desastre se quejan del mismo como si no tuvieran nada que ver con él y no darán cuentas. No hay responsables y pueden continuar destruyendo la economía y destrozando millones de vidas.

Merkel y Sarkozy, se reúnen con urgencia para decidir que es necesario recapitalizar de inmediato los bancos europeos en dificultades, que necesitarán más de 200.000 millones de euros de capital nuevo. Por su parte, los gobiernos francés, belga y luxemburgués han re-recuperado (hace tres años recibió ya 2.800 millones de euros del sector público) en tiempo record el banco Dexia, propiedad de accionistas privados.¡Esto es eficiencia¡ Como el problema es grave – dicen que podría tener serias consecuencias para las economías europeas- se procede al rescate sin más condiciones que eliminar a la cúpula dirigente. Cuando un banco se hunde se lanza rápido el salvavidas para que el mundo financiero no sufra.

Mientras tanto, Grecia se hunde por el retraso en recibir las ayudas prometidas. La troika ha tardado casi un año (hasta el 11/10/11) en entregar el último paquete al que se había comprometido y ello después de revisar con lupa si Grecia cumple sus compromisos, en especial el de privatizar su riqueza pública, disminuir todavía más el gasto público y ‘flexibilizar’ su mercado laboral. Afirman que los problemas de los bancos se deben a las deudas de los países para con ellos, pero no resuelven primero dichas deudas sino que recapitalizan los bancos. ¿No sería más lógico hacerlo al revés?

No hay prisa para socorrer a los países en graves dificultades pero se acelera el responder a los bancos. Las consecuencias de una quiebra financiera se juzgan insoportables, pero se puede ser paciente con la quiebra de un país. ¿Por qué tanta prisa con unos y tanta parsimonia y exigencias con los países en dificultades?

Todavía mas: discretamente se han refundido en uno los tres fondos de garantía de depósitos – el de los bancos, cajas y cooperativas de crédito- nutridos por dichos entes anualmente con el 0,06% de los depósitos, convirtiéndolos en un único Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). El objetivo principal de los primeros es garantizar las imposiciones de los depositantes en las instituciones de crédito, pero al nuevo fondo se traspasarán todas las pérdidas que tenga en los próximos años el FROB (Fondo de reestructuración Ordenada Bancaria) establecido para rescatar las instituciones financieras en dificultades, especialmente las Cajas de Ahorros. Con esta operación ‘las posibles pérdidas futuras que pudieran aparecer en el proceso de reestructuración ni se trasladarán al contribuyente ni aumentarán el déficit’ (Salgado)

Pero ¿quedan protegidos los depositantes? Los fondos ya son reducidos. Sólo tienen 6.600 millones de euros y se estima que las pérdidas que pueden todavía provocar las cajas estarán por encima de los 7.500 millones, por lo que es evidente que el nuevo fondo tendrá que dotarse de más recursos para cubrir pérdidas futuras. Recursos que habrán de aportar los entes que los forman, lo que evita que computen en el déficit público. No está mal que ‘la banca’ tenga que nutrir el Fondo, pero se ha de asegurar que ello no se traslade a los clientes que sean los que en definitiva lo financien. También habría que preguntar por la prioridad que tendrán los depósitos en la garantía, porque puede resultar que se realicen aportaciones al FROB y se dejen desguarnecidos los del ahorrador común, generalmente depositantes dispersos y modestos, suponiendo un peligro serio para estos últimos. ¿Nos dirán algún día que no se pueden garantizar los depósitos porque no hay dinero, al haberse utilizado este para financiar el FROB? Dado como están evolucionando los entes financieros estas garantías tendrían que ser inviolables.

Además, ¿dónde y cómo se ha discutido públicamente esta fusión? Una operación de envergadura, pues supone la tranquilidad de todos los ahorradores de este país, se resuelve velozmente sin debate público alguno. Es grave y peligroso ¿Cómo se justifica esta refundación? ¿Dónde quedan las instituciones democráticas?

Miren Etxezarreta, 12.10.2011

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