La importancia de este texto radica en la integración plena y absoluta de la teoría del fetichismo, de la alienación y de la cosificación en la teoría del valor de Marx, por un lado, y en la actualidad de su crítica a la fórmula trinitaria del ingreso que todavía es sostenida en su formulación refinada por la economía ortodoxa.
En lo concerniente a la teoría del fetichismo es necesario posicionarse ante algunas lecturas de la obra de Marx que la reducen a un “apéndice” secundario injerto en la crítica de la economía política.1 Estas lecturas, abordan la cuestión del fetichismo en su interacción con la conciencia, como un caso más en el que la consabida estructura determina la superestructura, situándolo en la esfera ideológica y subjetiva. Sin embargo, en nuestra opinión y en contra de esta visión unilateral, la teoría marxista del fetichismo está plenamente fusionada con la teoría del valor y por lo tanto, la crítica a la economía política se fundamenta, en gran medida, sobre la base de la teoría crítica del fetichismo. El puente entre la alienación y el fetichismo de la mercancía es el concepto de cosificación de las relaciones sociales. Como señaló Isaak Rubin2, las bases objetivas del fetichismo de la mercancía surgen de la propia naturaleza específica de la sociedad mercantil. En una sociedad mercantil, en la que la interacción y la influencia mutua de la actividad laboral de los productores individuales de mercancías se efectúan exclusivamente a través de las mercancías, a través de las cosas, a través de los productos, debido a su estructura atomista y a la ausencia de una regulación social directa y consciente, es del todo necesario que las relaciones entre las personas asuman un carácter fetichista. Bajo el capitalismo el trabajo del productor no se regula conscientemente a priori, el carácter social de este trabajo seratifica a posteriori en el mercado, a espaldas de los agentes sociales. El mercado regula la reproducción social de forma autónoma y sin el control social de los productores. En consecuencia, es inevitable que las relaciones sociales de producción adopten una forma cosificada. La influencia de la sociedad sobre el individuo se realiza a través de la forma social de las cosas. Así, por ejemplo, las modificaciones en la productividad del trabajo únicamente pueden manifestarse en el mercado como una alteración de los precios de las mercancías.
Xabier Gracia
Article original: Corrent Roig
PDF: X. Gracia – Marx y la economía vulgar, un comentario a los Revenue